“Fui
guardaespaldas de Carrillo en la 2ª Feria del PCE en la Casa de
Campo”
Nació
en 1941, Madrid, donde siempre ha vivido. Desde muy joven fue testigo
de la represión que sufrieron los vencidos de la guerra civil.
Testigo directo de discrepancias vecinales a su familia en
consecuencia de la inclinación política. Poco a poco fue
adquiriendo conciencia política y entró en el Partido Comunista
desde la universidad, llegó a conocer a Santiago Carrillo al poco
tiempo de su vuelta.
Decidió
estudiar ingeniería aeronáutica, se licenció y no tardó en
encontrar trabajo en Construcciones aeronáuticas. Juan Antonio
y sus compañeros, no contaban con las condiciones de trabajo más
adecuadas, por lo que decidieron ponerse de acuerdo para protestar y
luchar por condiciones más dignas.
"Con el paso de los años, uno deja de ser radical"
Durante
ocho años fue delegado sindical de CC.OO en Construcciones
Aeronáuticas. En 1974 fue despedido por agitador de masas y
revolucionario, posteriormente fue readmitido, en parte gracias a la
presión de sus compañeros. Cuenta que por vocación, fue
secretario General de CC.OO. en Parla durante seis años, había
formado parte del PCE en la clandestinidad, era alguien extrovertido
e informado de las condiciones políticas.
Formó
su familia y decidió dejar de lado la política. Hace varios años,
al jubilarse, se hizo voluntario de los Servicios Sociales de
Fuenlabrada para continuar ayudando a la gente pero de distinto modo.
Actualmente está afiliado a Podemos, con el cual se siente muy
identificado.
Pregunta.- ¿Cuándo
fue el momento que decidió entrar en la política? ¿Cuál fue su
iniciación?
Respuesta.- Me
inicié a los 21 años, compartía ideas políticas con camaradas de
la facultad. Recuerdo el momento que Adolfo Piñedo, ahora senador
del PSOE, hacia un meeting sobre las huelgas en Madrid de la época.
Reclamaron a alguien de construcciones aeronáuticas y subí a la
plataforma en el patio, delante de 2000 estudiantes, para
recordar la función de teatro que nos iba a ayudar a recaudar
fondos. Trabajaba en Zanusi y mi idea principal era opositar a
inspector de policía pero no pude hacerlo porque mi padre perteneció
a la zona roja. Por ello sentí que era necesario luchar por los
derechos de los trabajadores y ciudadanos.
P.-
¿Cómo era la financiación y organización del PCE en la
clandestinidad?
R.-
Las cajas de resistencia eran nuestro método de financiación,
recaudábamos dinero de la gente empatizada. Llegue a tener bolsas
llenas de dinero en casa pero todo el dinero fue para la agrupación,
a pesar de la tentación que me planteaba mi exmujer. En cuanto a la
organización, todos teníamos un nombre de guerra, yo era El Cali.
Montábamos una coartada por si nos detenían y las reuniones las
llevábamos a cabo en pisos francos. Toda la actividad de CCOO en
construcciones aeronáuticas tuvo sus frutos, conseguimos un salario
digno en el sector industrial, fuimos a huelga.
P.-
¿Cuál era la situación del partido en la clandestinidad? ¿Cómo
ejercía su actividad política?
R.-
La clandestinidad nos llevaba a reunirnos clandestinamente en
explanadas perdidas. Los pósters que pegábamos eran el método para
promover la lucha. Antes de yo nacer, en construcciones aeronáuticas,
cogieron a un grupo de comunistas y los fusilaron en la parte de
atrás, había mucho miedo en la época por las represalias.
P.-
¿Qué tipo de represalias llegó a sufrir usted y miembros del
partido?
R.-
Tengo muchos recuerdos. Me han abierto la cabeza varias veces en mi
vida a porrazos. Mis compañeros sufrieron por mí represiones, la
policía preguntaba por mí como el Cali y mis compañeros negaban
conocerme, a uno le dieron una paliza y otro se autolesionó con un
radiador. Me tenía que esconder en el maletero del coche para entrar
en el trabajo. Otro tipo de represalia fue la colocación de un
infiltrado para vigilar que no pegara carteles.
P.-
¿Qué anécdota recuerda con más ahínco de su trayectoria
política?
R.-
Recuerdo que nos reunimos en un piso franco de la Ventilla para
preparar el Otoño Caliente. El otoño caliente consiste en cocer las
condiciones de una huelga general, entre otros casos. Nos
encontrábamos; el secretario general de CCOO, Fidel Alonso Plaza;
Adolfo Piñedo, la viuda del camarada Tougliatti, un redactor de la
Humanidad, otro de la Unitat; Macario Borja, secretario general de
construcción en Madrid; Nicolás Sartorius y Ramón Tamames,
economistas y la hermana de Manuel Fraga, considerada por su hermano
la oveja negra de la familia. Mi presencia no gustaba a Adolfo Piñedo
pero al quedarnos encerrados en el ascensor y yo abrir la puerta con
una tarjeta, salve la situación y me pidió disculpas. También fui
guardaespaldas de Carrillo en una feria del partido.
P.-
¿Cree que podría ser factible una revolución en la actualidad?
R.-
Lenin decía cuanto peor, mejor, porque se crean las condiciones de
una revolución. Pero en estos momentos es difícil. Aún con la
crisis que sufrimos, no es la situación idónea para un cambio
radical en la política, no existe la desesperación total todavía.
Los sitios de ocio están llenos y mucha gente no es consciente de la
realidad.
P.-
¿Cuál fue el momento que decidió apartarse de la política?
R.-
El último año que trabajaba en construcciones aeronáuticas sentía
que era un grano para muchos, quedaba un año para que me jubilara.
Pertenecía al sector crítico y no compartía la ideología de CCOO.
Proponían por ejemplo la subcontratación como garantía de empleo y
me negué rotundamente porque crearía pobreza y desigualdad, hasta
el punto de llamarles traidores en mítines con CGT. Me trasladé a
Illescas ya que me hacían el vacío y me quitaban los carteles que
pegaba. Me afilié a CGT en 1995 (Rama de CNT) porque tenía los
principios de lucha que tenía CCOO en sus orígenes.
P.-
¿Qué cambio social se asemejaría a su pensamiento teniendo en
cuenta a la sociedad actual?
R.-
Creo que el cambio está en la formación Podemos, aglutinan a gente
desengañada de la realidad que antes no votaba.
P.-
¿Cree que Podemos es una alternativa real de poder contra el
bipartidismo? ¿Es verídico su discurso?
R.-
Claro que sí, no es una utopía puesto que crean la política desde
la base hacia arriba, su método es la participación ciudadana.
Quieren abolir la sobreautonomización de los políticos, puesto que
han perdido la credibilidad. Pablo Iglesias es un hombre con las
ideas muy claras y con gran transparencia. Creo que tienen la
mentalidad que tenía CCOO en sus orígenes.
P.-
¿Qué opina de un tremendo caso de corrupción como el de las
tarjetas Black?
R.-
Es el ejemplo que muestra la corrupción que existe en España. Que
desprestigia a la política de este país. Conozco a Moran Santín,
que fue miembro del PCE, pero lo traicionó robando dinero de las
cajas de resistencia y fue expulsado. Rodolfo Benito y Juanjo Azcona
son otros dos implicados en el caso, gente vendida.
Entrevista complementaria al encuentro transcrito con Juan Antonio. Quien se exime, en este caso, a contestar sobre su detención en 1974, cuando el Caudillo, debilitado, aún seguía en vida.
P.- Según comentaste, tu sueño de pequeño era ser policía. ¿El trato y la institucionalización del cuerpo de seguridad en aquel momento le llevó a no querer serlo?
R.-
No fue por el trato, fue porque no aprobaba los exámenes a pesar de
que yo pensaba que los tenía correctamente, pero no era casualidad,
mi padre estaba en el bando republicano.
P.- ¿Cómo
viviste tu niñez en el franquismo? A parte de la represión,
¿recuerdas algún aspecto a destacar que en la actualidad tenga gran
contraste social?, en comparación a aquella época.
R.-
Había mucho miedo por parte de la gente, tanto a la represión como
a situaciones económicas fatales. Hoy, sobretodo la gente mayor, no
han terminado de perder ese miedo. Algunos recuerdos son para toda la
vida.
P.- ¿Qué
opinabas de la escisión del Partido Comunista en 1964? Cuando la
política de Carrillo creó la división del partido entre el PCE y
el PCE (marxista leninista)
R.-
Creo que no se entendió el discurso del eurocomunismo, hoy entiendo
mejor lo que Carrillo quería. Su voluntad era desmitificar el
comunismo y de alguna manera, hacer lo que hoy está haciendo Pablo
Iglesias. Nosotros somos los de abajo, con ese mensaje se une a todos
los que estén de acuerdo con un proyecto, no solamente a gente de
izquierdas.
P.- Viste
en CCOO la sucesión en tu carrera política a partir de 1975, ¿Por
qué no siguió con la normativa del PCE?
R.-
En esa época entró mucho infiltrado que fue deteriorando tanto al
Partido como al Sindicato. La gente del Partido era crítica con
Carrillo, porque dijo que había que dar un giro hacia otras
posiciones en la política sindical y los líderes sindicales de
aquel momento, se pusieron en contra. El sindicato empezó a
perder fuerza porque los líderes sindicales se pasaron a los
ayuntamientos dejando un vacío que lo ocuparon los trepas, por eso
está el sindicato ahora mismo como está, no representa a los
trabajadores, y más aún cuando está sostenido con la financiación
de los gobiernos de turno.
P.- ¿Cuándo
fuiste guardaespaldas de Santiago Carrillo en la feria del PCE? ¿Qué
relación tenías con él y qué recuerdas de aquel momento?
R.-
En 1978, en la 2ª fiesta que se hizo en la Casa de Campo. La
relación que tuve con él fue muy cordial, éramos más de uno y con
todos tuvo un trato muy bueno, fueron momentos muy emocionantes.
P.- Las
reuniones, como comentaste, eran clandestinamente y en explanadas.
¿Podrías ser más concreto con la organización del partido aquel
momento? Si recuerdas algún lugar en concreto, alguna metodología
que se empleara que aún no se haya revelado o cualquier sistema que
tuvierais programado para comunicaros y organizaros.
R.-
Al principio nos reuníamos en el campo. El río Alberche pasaba muy
cerca allí. Más tarde yo puse a disposición de la célula de C A S
A mi piso, que todavía no utilizaba, a disposición del Partido, en
Parla. Antes de cada reunión se estudiaba todo el grumo una coartada
unánime, en la que no pudiéramos ser descubiertos.
P.- ¿Se
ha modificado su pensamiento político con el paso del tiempo? Es
decir, de una izquierda radical a una determinada moderación. Podría
describir, si fuera así, como ha ido cambiando y por qué sus
ideales políticos.
R.- Mis
ideales políticos siguen intactos, pero con el paso de los años sí
que es verdad, que uno ya no es tan radical. Desencanto, frustración,
abandono... no obstante, hoy me siento un hombre nuevo desde que
ingrese en las filas de Podemos. Se ha abierto un panorama distinto
que me tiene ilusionado.